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La UE recupera la confianza y esto supone un contrapeso optimista a las turbulencias financieras

El 13 de diciembre en un monasterio, el de Los Jerónimos de Lisboa, a orillas del Tajo, los mandatarios europeos firmaran el Tratado, que no Constitución, que permitirá desatascar casi tres años de ralenti.

Tras el mayo-junio negro de 2005 con el No de Francia y Holanda al texto de Carta Magna propuesto y si toda va bien, la década se inaugurará con mandatos de Presidencia del Consejo Europeo de dos años y medio, y por elección (en lugar de ser semestral y rotativo), con mayor poder para el Alto Representante de la Política Exterior, y con una política energética y medioambiental más cohesionada. En definitiva un ajuste en el poder basado en la confianza y en la que todos ceden algo para avanzar con mayor solidez.

Precisamente esa confianza ganada, se pierde en el ámbito financiero que como relataba Randall Kroszner, gobernador de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) "de pronto los inversores fueron conscientes de que estaban mucho menos informados -sobre la situación crediticia e hipotecaria- de lo que pensaban en un principio. En estas circunstancias no es muy sorprendente que se abstuvieran de comprar ciertos instrumentos a cualquier precio. A partir de ahora los inversores estadounidenses deberían tener muy presente el proverbio ruso que hizo famoso el ex presidente estadounidense Ronald Reagan cuando se refería a las negociaciones entre EEUU y la Unión Soviética y señalaba "trust but verify" (confía pero comprueba)”.

Ciertamente cada día comprobamos que estamos en un mundo globalizado, y que estas decisiones afectan a las empresas e instituciones de nuestro entorno. La UE ha marcado la evolución económica española desde 1968, y este nuevo reforzamiento le vendrá bien en un momento de incertidumbre como el actual. En IKEI venimos participando desde nuestro origen como empresa consultora hace 30 años en proyectos europeos y eso nos ha permitido adelantar posibles tendencias que parecían quiméricas o alejadas del terreno, pero la Comisión Europea es persistente y muchos países de la UE apuestan por una integración ambiciosa con visión del largo plazo.

Las noticias que se adjuntan recogen aspectos diversos de esa “interferencia” comunitaria en la vida cotidiana (grandes superficies, la mujer en el transporte, la protección del consumidor,..) en las que el hilo conductor es la confianza en normas sustentadas en acuerdos de mayoría y orientados a preservar la igualdad de derechos y la libre competencia en un marco de intercambios comerciales crecientes y, en principio, más solidarios.

Por último, nos ha parecido interesante destacar una buena práctica, primicia en la UE, que no colisiona con la necesaria competencia, y representa unadestacada colaboración entre la industria alimentaría española y los supermercados. La autorregulación basada aquí también en la confianza, permitirá una mayor eficiencia en sus relaciones y sin duda un ahorro de gastos añadidos a la pura negociación de precios.